Después de muchos años afrontamos en el Estudio un proyecto de unidades de tamaño generoso, una tipología que permite algunas libertades olvidadas. Hay unidades promedio de 160 m2 y se ofrecen semipisos unificados de 320 m2. También la ubicación fue un regreso a un barrio bien consolidado y de larga tradición como Belgrano.

El proyecto resultante es una combinación tipológica dentro de lo que prevé el nuevo Código Urbanístico. Apoyado sobre el vecino consolidado, se abre sobre el otro una torre de arquitectura severa. Dentro de esta volumetría, el edificio cuenta con 15 plantas donde se ubican las 60 unidades más una planta baja con espacios comunes y zonas verdes. El proyecto se implanta en la mitad de cuadra en una barranca pronunciada, que la tenaz horizontalidad de la propuesta vuelve más evidente. Un patio inglés, sobre el que se vuelca la pileta cubierta, hace de fuelle frente al espacio público de la vereda, del que se separa con una reja liviana y transparente. El edifico, así, se inserta entre los árboles que son distintivos de este tramo final de Federico Lacroze.

La materialidad se reduce a las bandejas de hormigón visto, con desnudas barandas vidriadas, dejando en segundo plano las carpinterías que se desarrollan casi sin interrupción a lo largo del perímetro. La propuesta de las bandejas continuas, volando sobre el volumen, conforman una imagen contundente a la que se confía toda la expresividad formal del proyecto. El edificio no tiene remate ni ninguna variación, apoyándose en la simpleza compositiva que carece de toda gestualidad. Elegido este camino, confiamos fuertemente en los detalles que resultan esenciales en todo minimalismo.

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