Hace algunas semanas concurrimos todos los socios del Estudio a la charla que dio, en el auditorio de Distrito Quartier, el diseñador Guilherme Wentz. Quizás lo más interesante de su brillante exposición fue la íntima conexión entre sus ideas y sus proyectos. Un tipo de diseño que podríamos definir de espesor existencial. Pero la coherencia no sería nada sin la creatividad y el talento, necesarios para traducir esa coherencia en piezas de gran belleza. En distintas escalas, todos los que proyectamos hacemos frente a problemas similares, y da gusto ver a alguien capaz de afrontarlos con el rigor y la eficacia de este joven diseñador brasileño, nacido en Caxias do Sul. Una verdadera lección, de la que salimos reconfortados y agradecidos.