Es cierto que la arquitectura se nutre largamente de todas las manifestaciones del arte, entre ellas, en modo particular por su preeminencia visual, del cine. Quizás esta relación pocas veces haya alcanzado una simbiosis tan acabada como en Perfects days, el último trabajo de Wim Wenders, tanto sea por su contenido visual, que recorre los proyectos de la iniciativa de “The Tokyo toilet”, como por su espesor ético, que interpela en modo particular nuestra profesión. Su visión resulta ciertamente inspiradora y motiva la reflexión sobre lo que hacemos y más aún sobre cómo deberíamos hacerlo.